A mi suegra le encanta abrir un armario empotrado que tiene en el pasillo porque sabe que me vuelvo loca revolviendo todas las cajas y cajitas que contiene. Y para mi felicidad, todo bien etiquetado y clasificado. Se pueden encontrar cajas de piñas, de piedras, de musgo, de cintas, de papeles de colores, de adornos para cócteles, de botones (¡sí, sí, sí!)...
También revolvemos los costureros y siempre acabo descubriendo cosas curiosas.
Aquí las últimas:
como esta aguja de zurcir sacos que era de la tatarabuela de la familia... toma ya... o este huevo de madera que sirve para ayudar a zurcir calcetines, pero que también se abre y tiene un compartimento para guardar agujas y otro para guardar carretes de hilo, así te lo puedes llevar de viaje...
y su colección de carretes, de todos los colores, en todos los tonos, bien ordenaditos, que hasta se puede ver el degradado...
A ver lo que encuentro el próximo fin de semana...