miércoles, 14 de enero de 2009

Colchas hechas con amor

Éste sería el título del documental que acabo de ver en el canal 33 (de la televisión autonónomica catalana) y no he podido esperar a que sea una hora decente (son las 2 de la mañana) para explicaros lo mucho que me ha gustado.

El programa de hoy de Museos de arte del mundo ha emitido hoy un documental llamado Museo Shelburne: edredones hechos con amor. Los que no dormimos mucho podemos ver estos maravillosos programas que te transportan a lugares insólitos y espectaculares, como Shelburne, en Vermont, Estados Unidos, donde tienen el Museo Shelburne una institución que alberga en sus 39 edificios históricos una gran colección sobre el arte folklórico americano que recoge pinturas, mobiliario, artes decorativas y textiles, y lo que nos concierne expresamente a nosotros, una colección impresionante de 400 colchas confeccionados desde el siglo XVIII hasta principios del XX.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido poder comprobar el gran amor y dedicación depositados en las puntadas de los edredones que enseñan en el documental, como este crazy quilt (con un diseño que parece caótico y alocado) que hizo una madre anciana para su hija, que resumía su vida y que se convirtió en un tesoro familiar que pasó de generación en generación.

Crazy Patchwork Quilt, 1888

En el reportaje también explicaban la tradición tan extendida y arraigada de confeccionar edredones y analizaban el sentimiento antropológico de esta fabricación y los grupos de mujeres que se dedicaban y las diferencias entre sus diseños, como por ejemplo los de las mujeres nativas americanas que recibieron las enseñanzas de las primeras colonas inglesas. Las nativas adaptaron los diseños a su cultura y por eso sus quilts reflejan los plumajes de los pájaros en sus edredones más representativos, los lone star quilts.

Lone Star Quilt, 1850

O los quilts hechos por los amish, que son muy finos, en colores sobrios y geometría discreta, pero bien trabajados, tanto, que si se miran de cerca se pueden ver la cantidad de bordados en blanco y gris de flores y más flores.

Y seguiría y seguiría explicándoos el documental minuto a minuto, pero no quiero hacerme pesada, pesada, pesada, así que me quedo con la frase de la conservadora de la colección que promete que todo el mundo puede hacer quilts y que no hace falta tener un talento especial costurero. Me ha convencido absolutamente y empezar con el patchwork va a ser mi propósito de este año. Aviso para sfer: te voy a dar mucho la barrila con mis dudas :P

¿Qué os parece si nos organizamos un viajecito profesional para contemplar esos maravillosos quilts en vivo y en directo?, o en su defecto podemos pasar por Amazon o por la tienda del museo y comprar libros y más libros sobre su colección de colchas hechas con amor.

2 comentarios:

sfer dijo...

O también podemos ir a la convención internacional de patchwork que habrá a principios de marzo en Sitges! Sí!!

Afirmo lo de que no hace falta ser una experta costurera para disfrutar del patchwork. Si no, miradme a mí. Yo soy bastante "cutrecilla" para estas cosas, pero no me quedan tan mal, verdad?

Iris... estoy dispuesta a aclarar todas tus dudas... en cuanto pasen las opos, eso sí!! XD

(Uno de los cuadros que haremos nosotros también será un crazy! A ver qué tal me queda. De momento estamos practicando los apliques con la figura de una mariposa. A ver cuando la acabamos para que os la pueda enseñar).

evitta dijo...

Creo que poco a poco me voy convenciendo... mira que siempre me ha parecido un rollazo esto del patchwork, pero veo que hay todo un mundo por descubrir!!! Leyéndo tu post, entran ganas de ponerse a ello y saber más!

Nos apuntamos en la agenda la cita de marzo? ;)